18 marzo 2024

Los rivales del S-80: estos son los submarinos que compiten contra el buque español en el mercado internacional

 

Submarino Tipo 214 de Portugal (TKMS)
Submarino Tipo 214 de Portugal (TKMS)

A lo largo de los próximos años se espera que el negocio de los submarinos sea, entre las distintas ramas de la industria militar, uno de los más pujantes y ninguno de los grandes constructores navales del mundo quiere quedarse sin su porción de la tarta. No pocos son los países que precisan renovar su flota de sumergibles de aquí al final de la década, dado el avanzado grado de obsolescencia y desfase tecnológico que acusan los buque que despliegan en la actualidad. Así, gobiernos de todos los continentes y con distintos requerimientos han iniciado el proceso para adquirir nuevas unidades de la que se considera una de las mejores armas con las que puede contar una fuerza naval. India, Filipinas, Canadá y Polonia son tan sólo algunos de los estados que ya están inmersos -con mayor o menor progreso- en un proceso para dotarse de embarcaciones modernas. El S-80 de Navantia, el astillero público español, es un firme candidato en todos estos programas, pero no es el único y la competencia es grande.

Uno de los principales rivales de España es ThyssenKrupp, especialmente en el programa P75 de la India. La empresa alemana es, junto con Navantia, una de las dos alternativas que baraja Nueva Delhi para adquirir seis submarinos. La firma germana ofrece a la Marina India su modelo Tipo 214, embarcación que, al igual que el S-80, está equipado con un sistema de propulsión independiente de aire (AIP) que le permite permanecer sumergido durante un tiempo prolongado. De hecho, poseer un AIP es un requisito indispensable para los nuevos submarinos que desea la India.

Desde ThyssenKrupp aseguran que el Tipo 214 es capaz de navegar a mayores profundidades y puede portar una amplia variedad de armamento y combinar torpedos, misiles y minas. El submarino alemán destaca por un casco único, optimizado para dejar una menor huella que dificulta que sea detectados por sonares enemigos. Su fabricante resalta que la combinación modular de armas y sensores juntos a las característica de su AIP hacen que su producto esté predestinado para todas las operaciones y misiones submarinas modernas que deben enfrentar las marinas y armadas alrededor del mundo. Grecia, Corea del Sur, Turquía, Portugal y Pakistán son algunos de los países que han optado por el sumergible alemán.

Submarino A26 (Saab)
Submarino A26 (Saab)

Otros contrincantes del S-80

Canadá ha puesto el ojo en el submarino de Navantia, pero también en los buques de otras empresas internacionales. El objetivo de Otawa, que ha descartado la opción nuclear, es comprar entre seis y 12 sumergibles convencionales y, en caso de decidir incorporar una docena embarcaciones, el presupuesto podría ascender hasta la astronómica cifra de 70.000 millones de euros.

Ante este jugoso contrato, la compañía neerlandesa Damen y la sueca Saab han decidido ofrecer al gobierno de Justin Trudeau el buque que han diseñado conjuntamente, denominado Expeditionary C-71. La alianza entra las dos firmas surgió para intentar hacer con el contrato de Países Bajos por cuatro submarinos, programa que, a falta de confirmación oficial, quedaría en manos de la francesa Naval Group, según recientes publicaciones de la prensa neerlandesa. Tras esta derrota frente a la industria gala, no sería de extras que ambas compañías redoblaran esfuerzos para concretar la primera venta de su diseño, lo que podría perjudicar al S-80 de Navantia.

El Expeditionary se ha desarrollado en base a los submarinos A26 ideados por Saab, que actualmente construye dos de estos buques -que también cuentan con AIP- en beneficio de la Marina de Suecia. De acuerdo a sus fabricantes, el Expeditionary incorpora las últimas tecnologías y, gracias a su diseño modular, puede ser personalizados de acuerdo a los requerimientos y necesidades del cliente. Actualmente, Suecia, Australia, Japón y Singapur operan submarinos con tecnología de Saab.

Submarino KS-III de Corea del Sur (Hanwha Ocean)
Submarino KS-III de Corea del Sur (Hanwha Ocean)

Corea del Sur podría ser el rival a vencer en los concursos previstos en Filipinas, que pretende incorporar entre dos y tres submarinos; y Polonia, que tras cinco años detenido relanzó su proyecto Orka con el que busca adquirir hasta tres sumergibles. La firma surcoreana Hanwha Ocean ofrece a los dos países -y también a Canadá- su buque KSS-III, que tiene una eslora de 89 metros (mayor que la del S-80), desplaza 3.600 toneladas y ya presta servicio a la Marina de Corea del Sur. De hecho, la AIP de la empresa asiática, que combina una batería de iones, es la que registra a día de hoy el tiempo de inmersión más prolongado en un submarino convencional: más de tres semanas.

AIP, ventaja y debilidad del S-80

Los sistemas de propulsión con independencia de aire funcionan a base de hidrógeno puro, sustancia que debe ser almacenada en los buques con el consiguiente riesgo que esto lleva. No obstante, la particularidad del sistema ideado por Navantia es que no embarca hidrógeno sino bioetanol que, mediante un transformador y un proceso mucho más seguro, se convierte en hidrógeno. “Si bien las misiones para las que está ideado el submarino S-80 no varían demasiado con el resto de otros buques del mercado, sí mejora el tiempo de inmersión. En teoría, el AIP del sumergible español es mucho más fiable que la de sus adversarios”, explica a Infobae España el experto en Defensa Carlos Delgado.

Sin embargo, el Isaac Peral, el primer submarino de la familia S-80 entregado a la Armada el pasado noviembre, carece de este innovador sistema AIP por culpa de múltiples demoras en su desarrollo. Su instalación no está prevista hasta el tercer sumergible de la serie, que entrará en servicio a finales de 2026. A pesar de este inconveniente, que podría costarle a Navantia más de un contrato internacional a los que aspira, se sabe que el AIP español funciona y de manera satisfactoria, dado que sí fue probado por separado. Sólo resta evaluarlo como parte integral de un submarino navegando en inmersión, algo que no sucederá hasta dentro de dos años.

Submarino de Isaac Peral

 




Bajo las olas: La única batalla submarina de la historia

 El episodio sin precedentes del enfrentamiento submarino durante el conflicto mundial: El U-864 alemán contra el HMS Venturer británico.

En el teatro de operaciones submarinas de la Segunda Guerra Mundial se registró un único caso de enfrentamiento directo entre submarinos bajo el manto oceánico. Este suceso involucró al submarino alemán U-864 y al británico HMS Venturer.

El U-864, encargado de una misión clandestina para proporcionar a Japón recursos tecnológicos avanzados, se vio obligado a regresar a Noruega debido a averías mecánicas, dirigiéndose inadvertidamente hacia el Venturer.

Bajo la hábil dirección del teniente James S. Launders, el Venturer empleó técnicas sofisticadas y detección hidrofónica para lanzar un ataque con torpedos que resultó en la aniquilación del U-864 sin salir a la superficie.

Este duelo submarino pone de relieve la naturaleza intrincada y arriesgada del combate submarino. Los restos del U-864, ahora fuente de mercurio tóxico, fueron confinados por Noruega en 2017 para evitar daños medioambientales.

“La caza del Octubre Rojo” dramatizó el escenario de máxima tensión que representa el combate submarino a profundidades abisales, donde las tripulaciones dependen de hidrófonos para detectar las firmas acústicas de sus oponentes en la oscuridad del océano.


Evolución y retos de la guerra submarina histórica

Aunque la interceptación de submarinos enemigos constituye una de las principales funciones de los submarinos de ataque modernos, el registro histórico solo muestra un caso de combate submarino directo, en circunstancias excepcionales.

Esto no implica que los submarinos no hayan sido capaces de hundir a otros; de hecho, el primer hundimiento de un submarino se registró en la Primera Guerra Mundial, cuando el U-27 alemán derribó al E3 británico. Durante las dos guerras mundiales se registraron numerosos hundimientos de este tipo, aunque, salvo una excepción, todas las víctimas se encontraban en la superficie en el momento del ataque.

La razón subyacente radica en la necesidad de los submarinos de la época de operar principalmente en la superficie para funcionar con sus motores diésel. Sumergidos, solo podían desplazarse durante un tiempo limitado utilizando la energía almacenada en las baterías, a una fracción de su velocidad en superficie. Por tanto, la guerra submarina se limitaba a emboscadas contra buques enemigos y maniobras evasivas.

Antes de la era de los sensores avanzados y los torpedos guiados, la detección de un submarino enemigo por otro representaba un reto técnico considerable. Durante la Segunda Guerra Mundial aumentó el uso de hidrófonos y sonares activos, pero estos últimos solo proporcionaban datos en un plano bidimensional, sin capacidad para determinar la profundidad.

Los torpedos, diseñados para impactar cerca de la superficie y dañar el casco de los buques, podían ajustarse hasta cierto punto, pero no era habitual modificar su profundidad. La limitada información de puntería disponible complicaba enormemente el cálculo de la posición y el rumbo del adversario.


Operación César: La misión final del U-864 en Extremo Oriente

El 5 de febrero de 1945, bajo el velo del secreto, el submarino alemán U-864 zarpó de Bergen, Noruega, embarcando en la codificada Operación César. Esta misión transportaba carga crucial para el esfuerzo bélico japonés, incluyendo planos y piezas esenciales para los turborreactores Jumo 004 para el avance del desarrollo aéreo japonés, junto con dos ingenieros de Messerschmitt. Además, el submarino transportaba sistemas de guía para misiles V-2 y expertos japoneses, así como más de sesenta y siete toneladas de mercurio líquido, vital para la producción de detonadores explosivos, embaladas en 1.857 contenedores de acero.

La misión del capitán Ralf-Reimar Wolfram consistía en pilotar el submarino de largo alcance, bordeando las aguas noruegas, y luego dirigirse al Ártico, evitando el territorio soviético, para entregar estos materiales críticos. Aunque Alemania se tambaleaba al borde de la capitulación, seguía habiendo esperanzas de que esta transferencia de tecnología mantuviera a Japón en el conflicto, distrayendo los recursos de los Aliados.

El U-864 era un submarino de la clase IXD2, notablemente más largo, con 87,5 metros de eslora que sus homólogos del Tipo VII, diseñado para misiones transoceánicas de largo alcance. Este modelo en particular había sido adaptado para incluir un compartimento de carga ampliado. Antes de zarpar, el submarino fue equipado con un innovador esnórquel que le permitía aspirar aire fresco mientras estaba sumergido a poca profundidad.


La trágica odisea del U-864: Comprometido desde el principio

A pesar de las ventajas técnicas, el viaje de Wolfram estaba condenado desde el principio. El U-864 partió de Kiel el 5 de diciembre de 1944, pero encalló en el canal de Kiel, por lo que tuvo que ser reparado en Bergen (Noruega). Allí, el submarino sufrió daños adicionales por las bombas Tall Boy de 12.000 libras lanzadas por aviones Lancaster británicos el 12 de enero de 1945.

Wolfram desconocía que el Reino Unido había logrado descifrar el código Enigma, utilizado por los submarinos alemanes para comunicarse de forma segura. En febrero, la inteligencia británica estaba al corriente de la Operación César y preparó un plan de interceptación.

El HMS Venturer, pionero de la nueva clase V de submarinos, fue asignado por el Mando de Submarinos de la Royal Navy para interceptar y neutralizar al U-864 cerca de la isla de Fedje, Noruega. Aunque el Venturer era más pequeño y llevaba menos torpedos que su objetivo alemán, su velocidad submarina superior le dio una ventaja táctica decisiva.

A su llegada el 6 de febrero, su joven capitán, el teniente James S. Launders, ya veterano en el hundimiento de buques del Eje, optó por utilizar hidrófonos en lugar del sonar activo ASDIC para evitar alertar al enemigo. Sin embargo, Launders ignoraba que el U-864 ya había eludido su cerco, iniciando una caza que pasaría a la historia por su singularidad y desenlace.


El destino sellado por la adversidad: La desgracia del U-864

Las crónicas de conflictos relatan con frecuencia cómo el azar y la suerte influyen en el destino de sus protagonistas, salvándolos de finales trágicos o, en el caso del capitán Wolfram y el U-864, dirigiéndolos hacia ellos.

En un giro del destino, el U-864 logró inicialmente eludir al HMS Venturer, pero un fallo mecánico en su motor diesel comprometió su sigilo y estabilidad, obligando a Wolfram a regresar a Bergen. Esta decisión, dictada por la cautela, condujo al submarino directamente hacia la amenaza que pretendía evitar.

El 9 de febrero, la tripulación del Venturer detectó un sonido submarino, inicialmente confundido con el de un barco pesquero, que resultó ser el snorkel del U-864. Al aproximarse, Launders ordenó seguir al U-864 en modo sigilo, esperando una oportunidad para atacar. A pesar de su snorkel, que permitía al U-864 operar sumergido durante largos periodos, inició maniobras evasivas al detectar al perseguidor.

Después de tres horas de acecho, con las reservas de batería del Venturer agotándose, Launders optó por un ataque submarino, ideando una estrategia que anticipaba las maniobras defensivas del U-864. A las 12:12, desplegó cuatro torpedos en secuencia, buscando cubrir las posibles rutas de escape del U-864.

El U-864 esquivó los tres primeros torpedos, pero el cuarto, colocado a menor profundidad, le alcanzó, desencadenando un cataclismo audible a través de los hidrófonos del Venturer. El U-864 se desintegró, descendiendo a las profundidades con su tripulación y su misión.

Décadas después, en 2003, los restos del U-864 fueron descubiertos cerca de Fedje por la Marina noruega, revelando la lenta filtración de su venenoso cargamento de mercurio en el ecosistema marino. Tras años de deliberaciones, en 2017 el Gobierno noruego decidió encapsular los restos bajo arena y rocas, creando un monumento submarino a este episodio único de la guerra submarina, marcado por una cadena de desgracias y decisiones fatídicas.


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Armadas de Brasil e India firmarian un memorandum de entendimiento estrategico en submarinos

 Brasil recibirá a finales de este mes la visita del presidente francés, Emmanel Macron, que tiene entre sus objetivos comerciales la expansión del mercado de la energía nuclear en Brasil, con la vista puesta en la instalación de pequeños reactores nucleares para la generación de electricidad y también en el mercado militar. Brasil utiliza tecnología francesa en sus submarinos y evitó por poco la compra de los cazas Rafale, en detrimento de los Gripen suecos, mucho más modernos y eficientes, según la decisión técnica y profesional de la Fuerza Aérea en su momento.

Se sabe que la preferencia de Lula era por los aviones franceses en las negociaciones con el entonces presidente Nicolas Sarkozy. La Fuerza Aérea pospuso su decisión hasta después de la salida de Sarkozy y la llegada de Francois Hollande. Entonces se anunció la preferencia por los cazas suecos. Pero los franceses consiguieron vender los cuatro submarinos diésel-eléctricos franceses y un submarino de propulsión nuclear. Es muy posible que Macron acompañe a Lula el día de la botadura del tercer submarino, el Humaitá, en la base de la Marina en Itaguaí, Río de Janeiro.

Pero la Marina brasileña también está estudiando una nueva asociación con India que podría ser muy fructífera, dada su experiencia en sectores estratégicos. Las conversaciones y la asociación alcanzarán un nuevo nivel cuando las dos naciones se preparen para su Diálogo Ministerial 2+2 inaugural en Nueva Delhi el mes próximo.

 Este compromiso diplomático pionero, confirmado por el Embajador brasileño Kenneth Haczynski da Nobrega (en la foto de la derecha), habla de la importancia económica. En la actualidad, India es el país más poblado del mundo, superando a China. Esto supone un gigantesco mercado de 1.408 millones de personas. Por el momento, el pilar central de esta asociación cada vez más profunda es el mercado de defensa, con potencial para una amplia colaboración en el campo del mantenimiento y la tecnología de submarinos. Brasil, con su flota de submarinos de la clase Scorpène, e India, que cuenta con un sólido programa nacional de submarinos, podrían beneficiarse enormemente del intercambio tecnológico y la cooperación mutua. 

Actualmente se están llevando a cabo negociaciones entre las dos armadas para firmar potencialmente un Memorando de Entendimiento (MoU) dirigido a cuatro puntos estratégicos.

En primer lugar, la reducción de costes. Este es el objetivo central del MoU. Una reducción sustancial de los costes de mantenimiento y reparación de los submarinos Scorpène de Brasil. Esto podría incluir un mayor intercambio de conocimientos, la creación de programas conjuntos de formación o incluso el posible desarrollo de instalaciones de mantenimiento cooperativas. La cooperación técnica y la formación constituirían un segundo foco de atención. 

 Ampliar esta cooperación entre las armadas india y brasileña. Esto podría significar que la experiencia india en mantenimiento y operaciones de submarinos se compartiría sistemáticamente para mejorar las capacidades brasileñas. Otro punto es que el continuo desarrollo por parte de Brasil de su propio programa de submarinos de ataque de propulsión nuclear podría hacer que Brasil aprovechase la vasta experiencia de India en este campo. La cooperación podría dar lugar a posibles empresas conjuntas y al intercambio de conocimientos en el futuro desarrollo de la tecnología de submarinos.

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Fuente:
petronoticias.com.br. (2024, March 17). As Marinhas do brasil e da índia Estão Prestes a Assinar um memorando de entendimento formando um novo intercâmbio. Seu canal de notícias de Óleo & Gás. https://petronoticias.com.br/227478-2/ 

La Asociación Cartagena Ciudad de los Submarinos va a proponer, a la Armada y al Ayuntamiento de Cartagena, que se impulse la fecha del 7 de junio como Día Internacional de los Submarinos Hispanos

 La Asociación Cartagena Ciudad de los Submarinos va a proponer, a la Armada y al Ayuntamiento de Cartagena, que se impulse la fecha del 7 de junio como Día Internacional de los Submarinos Hispanos, con la vista puesta en la declaración de ese día como Día Internacional de los Submarinos. 

El 7 de junio de 1890, al mando del teniente de navío Isaac Peral, el prototipo Peral de submarino navegó por primera vez en inmersión. La prueba se realizó a una cota de 10 metros de profundidad. Navegó de forma satisfactoria durante una hora, y emergió exactamente en el lugar previsto para completar la prueba. Demostraba así que el submarino Peral era perfectamente operativo, y que el primer hito esencial de del camino hacia la construcción de un submarino militar se había completado. Para España esa fecha representa un momento clave en la historia de su ingeniería naval, que debe ser resaltado. 

Sin embargo, cuando consultamos en las innumerables listas de días internacionales, el día 17 de marzo siempre nos salta un “Día Internacional del Submarino”, que desconocemos a qué se debe. Como siempre, la tradición anglosajona intenta apropiarse de onomásticas y aniversarios, y los submarinos no son excepción. Igual que defendieron por siglos que el primer circunnavegador de la Tierra fue Drake, minusvalorando el protagonismo hispano en esa gesta, tratan de defender que el primer submarino operativo fue estadounidense. Es por ello que presentan el 17 de marzo como Día Internacional del Submarino, día en el que el año 1898, el año de Cavite y Santiago, navegó por primera vez el USS Holland, 10 años después del submarino Peral. 

Creemos firmemente que España debe reclamar y subrayar ante el mundo, y sobre todo ante la comunidad de submarinistas hispanoamericanos, el papel primordial y pionero de España en el desarrollo del Arma Submarina. Para ello el Día Internacional del Submarino debe ser reivindicado para celebrar, al menos en la comunidad hispana, los logros de Isaac Peral, y su contribución esencial al desarrollo del submarino moderno. El Día Internacional del Submarino debe ser el 7 de junio, y así lo pediremos a la Armada, al Ayuntamiento de Cartagena, y a todas las instituciones involucradas o interesadas. Como primer paso propondremos la celebración de ese día el próximo 7 de junio con el máximo esplendor en la Plaza de la Marina Española de Cartagena. El 7 de Junio debe ser el Día Internacional de los Submarinos. 

Augusto Jesús Prego de Lis 

Presidente de la Asociación Cartagena Ciudad de los Submarinos