17 julio 2012

Drones submarinos se dirigen a Ormuz

El estratégico estrecho de Ormuz, paso entre el Golfo de Omán y el Golfo Pérsico, vuelve a ocupar el centro del conflicto entre EE.UU. e Irán. La marina estadounidense está enviando allí submarinos no tripulados (drones) y un considerable arsenal militar para contrarrestar cualquier acción de Teherán destinada a bloquear la vía por la que pasa un cuarto del petróleo mundial.
Según la Agencia Internacional de Energía, a raíz del embargo al crudo iraní impuesto por la Unión Europea y EE.UU. (destinado a presionar a Teherán para que suspenda su programa atómico, que supuestamente tiene fines militares), la producción de petróleo persa toca su punto más bajo en los últimos 22 años y la República Islámica pierde el segundo lugar entre los mayores productores de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Después de tres rondas de negociación entre Irán y el P5 + 1 (los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania), con el propósito de buscar una solución política al escándalo nuclear, Occidente sigue imponiendo sanciones y los ayatolás se niegan a detener su programa atómico, sin proveer suficiente prueba de que no esté destinado a fabricar armas.
Reza Marashi, director de investigaciones del Consejo Americano-Iraní, dice  que “Washington debería ser más realista respecto a los efectos catastróficos de sus sanciones. Restringir las transacciones financieras y el crudo iraní sin duda tiene un efecto, pero quizás no en aquellos a quienes EE.UU. busca afectar. La historia ha demostrado que una nación con un inmenso orgullo nacionalista como el iraní no se rinde fácilmente”. La República Islámica ha vuelto a amenazar con cerrar Ormuz y los estadounidenses —tal como lo advirtieron en un principio— se alistan para impedirlo, aunque sea por la fuerza.
Para Marashi, cerrar Ormuz sería contraproducente para Irán, bloquearía el paso a gran parte de sus exportaciones e importaciones, “pero sería un acto provocativo que Teherán consideraría cuando esté contra la pared y no tenga nada que perder”.
Oficiales de EE.UU. sospechan que Irán respondería a la presión económica atacando buques petroleros o minando las aguas de Ormuz. Un reporte de David Cloud, de Los Angeles Times, afirma que docenas de embarcaciones no tripuladas de EE.UU. van al Golfo Pérsico para prevenir esas acciones.
Los drones se llaman Sea Fox y pueden desmantelar minas a 300 metros de profundidad. Se controlan mediante un cable de fibra óptica que envía video a su operador y cada uno cuesta US$100 mil. El primer SeaFox llegó al Golfo Pérsico hace pocas semanas, según Cloud, junto con cuatro helicópteros MH-53 Sea Dragon y botes dragaminas. EE.UU. además ya envió un escuadrón de cazabombarderos F-22 de combate, mantiene brigadas del ejército listas para actuar en Kuwait y desde la semana pasada tiene en Baréin al Ponce, un antiguo barco transportador convertido en plataforma de guerra, que funcionaría como centro de operaciones en caso de un enfrentamiento en Ormuz.

El Estrecho de Ormuz (Google Maps)

Mientras tanto Submarinos iraníes de pequeñas dimensiones presentan un peligro sustancial para los buques de guerra del Pentágono en el Golfo Pérsico, reconoció un exoficial de la armada de Estados Unidos.
El capitán de fragata retirado Christopher Harmer, exdirector de Operaciones del Centro de Planificación de la Quinta Flota estadounidense, precisó que Irán es capaz de desplegar tales submarinos por todo el Golfo Pérsico y son muy difíciles de localizar, informó el diario The Christian Science Monitor.
Estos artefactos están preparados para lanzar torpedos, transportar elementos de las fuerzas especiales iraníes y colocar minas de forma expedita en las rutas de los barcos, por lo que serían un arma decisiva para un eventual bloqueo del Estrecho de Ormuz, acota el rotativo.
El mando de la Quinta Flota elevó en junio pasado de cuatro a ocho el número de sus buques barreminas en el Golfo Pérsico, ante el temor de un eventual minado del área con el empleo de los mini submarinos de Teherán. Según el periódico, la marina iraní posee 19 buques de este tipo y cada año recibe cuatro adicionales. La Quinta Flota de la Marina de Guerra estadounidense tiene su jefatura en Bahrain y sus unidades operan en el Mar Rojo, Golfo Pérsico, Mar Arábigo y parte del Océano Índico.

Mini Submarino Iraní

De sólo 88 libras y cuatro pies de largo, los sumergibles no tripulados y guiados a control remoto llevan una cámara de televisión, un sonar y una carga de explosivos para una misión kamikaze: cuando detecta una mina, el aparato submarino se destruye así mismo para eliminar la mina.
La Marina de Guerra compró en febrero docenas del poco conocido aparato de fabricación alemana, conocido como el SeaFox, después de una solicitud urgente del general de la Marina James Mattis, el principal comandante de EEUU en el Oriente Medio, para incrementar la capacidad de eliminar minas en la región, dijeron funcionarios. Los primeros aparatos no tripulados comenzaron a llegar en semanas recientes, cuando pareció que se estancó la más reciente ronda de negociaciones sobre el polémico programa de desarrollo nuclear de Irán. Las renovadas conversaciones diplomáticas entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, más Alemania, han fallado en lograr un avance o reducir las tensiones.
Algunos funcionarios de EEUU están preocupados de que Irán pueda responder a un endurecimiento de las sanciones occidentales contra sus sectores bancario y de energía, incluyendo un embargo petrolero de la Unión Europea, al lanzar o patrocinar ataques contra los vulnerables tanqueros o plataformas petroleras en el crucial estrecho o sus cercanías.
Algunos funcionarios en Teherán han amenazado con cerrar la vía marítima entre Irán y Omán —un cuello de botella por el que pasa una quinta parte del petróleo que se comercia mundialmente— con el uso de minas marítimas, lanchas rápidas y baterías costeras de misiles. Los estrategas del Pentágono se han tomado en serio la amenaza, aunque los analistas dudan que Irán se arriesgue a provocar un conflicto directo con Estados Unidos.
La reapertura del estrecho podría llevar de cinco a 10 días a la Marina y a sus aliados, dijeron funcionarios. Pero los expertos comentaron que incluso una interrupción temporal del tráfico de un tanquero podría causar que los precios globales del petróleo subieran, con consecuencias imprevisibles.

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El Dron: Sea Fox
Después de tres décadas soportando diferentes embargos, ha sido el del petróleo el que de verdad ha hecho daño a la república islámica, que ve como sus ingresos se hunden con la caída de sus ventas de crudo en un cuarenta por ciento, según los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), y por ello lo consideran una especie de declaración de guerra. El objetivo de la medida es que los iraníes detengan su programa nuclear y de momento han logrado que vuelvan a la mesa de diálogo. Además ya han surgido voces internas, como la del exministro de Interior, el reformista Abdulá Nuri, que reclaman un referéndum nuclear. «El daño y los problemas causados por el programa nuclear están fuera de control, las autoridades deberían buscar una salida cuanto antes por el bien del interés nacional», declaró Nuri poco después de que la página web de la cadena nacional de televisión Irin publicara una encuesta que revelaba que el sesenta por ciento de la ciudadanía apoyaba la suspensión temporal del enriquecimiento de uranio. Además, el 78 por ciento de los encuestados no respaldaba el bloqueo de Ormuz, resultados «comprometedores» que, según «The Guardian», fueron retirados de la web en pocos minutos, pero que reflejarían el malestar general por el alto precio que Irán está pagando por la carrera nuclear

Nacho Padró

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