06 octubre 2012

Mar de Kara: el cementerio nuclear de la URSS

Se puede ver el video en YouTube sobre el Mar de Kara. El mar de Kara era antiguamente conocido como Océano Scythicus o Mare Glaciale y aparece ya, con estos nombres, en los antiguos mapas del siglo XVI. Dado que está cerrado por el hielo la mayor parte del año se mantuvo en gran parte inexplorado hasta finales del siglo XIX.
En el verano de 1942 varios submarinos y buques de guerra alemanes de la Kriegsmarine entraron en el mar de Kara a fin de destruir la mayor cantidad de buques rusos que fuera posible, en la campaña naval conocida como «Operación Wunderland». Su éxito estuvo limitado por la presencia de témpanos de hielo, así como el mal tiempo y la niebla, que protegieron más eficazmente los buques soviéticos que lo que ellos mismos pudieron haberlo hecho en condiciones meteorológicas más adecuadas.
Actualmente hay preocupación por los niveles de residuos nucleares que la antigua Unión Soviética vertió en el mar, que incluyeron seis submarinos nucleares y diez reactores nucleares, y el efecto que ello tendrá en el medio marino. Una evaluación del Organismo Internacional de Energía Atómica mostró que las emisiones son bajas y localizadas.

No hay fugas de radioactividad, pero sí peligro. Es la conclusión de un grupo de científicos rusos y noruegos que han estudiado el estado del submarino nuclear K-27, hudido en 1981 en el mar de Kara por una avería en uno de sus reactores. Aunque su interior fue sellado con un material que impide el contacto de sus componentes nucleares con el agua, según un experto alemán existe el peligro de una fuga radioactiva que se expanda con las corrientes submarinas."Y cuanto más tiempo este tipo de submarinos estén bajo el agua, mayor es el peligro de que se produzca una fuga radiactiva", explica Wolfgang Renneberg.
Limitado al oeste por la Isla de Nueva Zembla, al este por las islas Severnaya Zemlya, el mar de Kara, que bordea la costa noroccidental de la Siberia Rusa y es parte del Océano Ártico, fue utilizado por las fuerzas de la antigua Unión Soviética como cementerio nuclear para decenas de contenedores de deshechos radioactivos y navíos con combustible nuclear.
Pero el objetivo fundamental de la misión científica es evaluar las posibilidades de remontar a la superficie el submarino nuclear, considerado una auténtica bomba de relojería por parte de asociaciones ecologístas que alertan de las terribles consecuencias medioambientales de un desastre nuclear en la región.




Nacho Padró

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