28 febrero 2015

SUBMARINOS NAZIS EN MAR DEL PLATA

Ferdinand Beisel era un hombre común, un alemán que, como tantos otros, veía con absoluta “normalidad” ser parte activa de las SS. Una tarde Beisel repitió el viejo ritual de ir a una cervecería con un grupo de amigos de toda la vida, esa misma vida que estaba por experimentar un giro absolutamente inesperado en cuestión de minutos. A Ferdinand Beisel se le ocurrió la “felíz idea” de imitar a Adolf Hitler a raíz de su enorme parecido con el Führer.
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Ferdinand Beisel recorriendo la destrozada Cancillería del Tercer Reich.
El hecho hubiese pasado totalmente inadvertido de no ser por un pequeño detalle: unos jerarcas de la Gestapo estaban presentes en el lugar y no dudaron ni un instante en detener a Beisel por, según ellos, mofarse del conductor de Alemania. Beisel fue detenido pero fueron las mismas personas que lo llevaron a prisión quienes vieron algo positivo en aquel asombroso parecido con el Führer. En los días finales de la Segunda Guerra Mundial no estaba demás cubrirle las espaldas a Hitler y “mandar al frente” a un socias o doble.
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Ferdinand Beisel recorriendo la destrozada Cancillería del Tercer Reich.
Cuando Ferdinand Beisel fue presentado a Martin Bormann, vice Führer, ya tenía asignada una nueva tarea en el alicaído Tercer Reich: a partir de ese momento era uno de los dobles de Adolf Hitler. Con el paso del tiempo Beisel estuvo muy atareado, sobre todo cuando el ejército rojo comenzó a cercar Berlín y cuando el final resultaba ya inexorable e irreversible. El interior del bunker de Hitler en Berlín era un hervidero. Reuniones secretas, gritos desesperados, intentos de suicidio y escape.
Suicidios concretados, promesas de lealtad eterna, apretones de mano y la idea que flotaba en el aire del viciado espacio subterráneo: Hitler ya no estaba allí. Con el paso de los días los contactos visuales con el Führer se fueron espaciando hasta casi desaparecer de toda posibilidad e incluso los últimos colaboradores en recibir el saludo del líder alemán sostuvieron que en realidad su aspecto era diferente al habitual y que ni siquiera pronunció palabra al despedirse de ellos con un apretón de manos.
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El cuerpo muerto de Ferdinand Beisel. Los rusos lo exhibieron como el cadaver de Hitler.
FBI - Escape de Hitler a Argentina - 1 ok
Documento fechado el 21 de Septiembre de 1945, destinado a Edgar Hoover (Jefe del FBI) que habla sobre la vida de Adolf Hitler en Argentina – Extraido del sitio Historias Lado B / Archivos desclasificados
FBI - Escape de Hitler a Argentina - 2
Documento fechado el 21 de Septiembre de 1945, destinado a Edgar Hoover (Jefe del FBI) que habla sobre la vida de Adolf Hitler en Argentina – Extraido del sitio Historias Lado B / Archivos desclasificados
 FBI - Escape de Hitler a Argentina - 1 detalle
Detalle del encabezado del informe desclasificado hablando del escape de Hitler a la Argentina – Extraido del sitio Historias Lado B / Archivos desclasificxados
El entorno de Hitler (ya en viaje hacia Sudamérica) se encargó de “organizar” una última sesión de fotos del “Führer” observando los destrozos iniciales en la Cancillería del Tercer Reich. En las imágenes (las dos primeras de este post) se observa al supuesto Hitler que en realidad no es tal. El de las imágenes finales en la Cancillería es ni más ni menos que Ferdinand Beisel, el infortunado imitador de Hitler que cambió su destino para siempre aquella tarde en una cervecería al imitar al Führer
Hanna Reitsch  (1912-1979), aviadora alemana célebre por la obtención de varios récords deportivos, por su afiliación militante al partido nazi y sus contribuciones como piloto de pruebas en la Luftwaffe, el 28 de abril de 1945 voló junto con el General Robert Ritter von Greim a la Berlín sitiada por los rusos, en un vuelo en el que éste último salió lesionado.
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Hanna Reitsch realizando el saludo nazi tras ser condecorada con la Cruz de Hierro.
Hanna y von Greim visitaron el búnker de Hitler en Berlín. Allí von Greim fue nombrado por Hitler como nuevo Mariscal del Aire y sucesor oficial de Hermann Göring como jefe de la Luftwaffe. Reitsch convenció a Hitler de que huyera de Berlín sugiriéndole que Hanna Reitsch lo sacara en su avión junto a Eva Braun para ir de su bunker en Berlin hasta Berchtesgaden.
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Hanna Reitsch recibiendo la Cruz de Hierro de manos de Adolf Hitler.
La ciudad de Berchtesgaden se encuentra ubicada en los Alpes de Baviera (Alemania). Está localizada en el distrito del sur de Berchtesgadener Land, cerca de la frontera con Austria, unos 30 km al sur de Salzburgo y a 180 km al sudeste de Múnich. Está situada al norte del Parque Nacional de Berchtesgaden.
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Martin Bormann – secretario personal de Hitler
Martin Bormann (secretario personal de Hitler) en 1935 hizo despoblar el área de Obersalzberg de campesinos de la región alrededor de la casona de Wachenfeld, expropiando todos los terrenos y vallando toda la zona en anillos de seguridad. Bormann por orden de Hitler asignó algunos terrenos para la construcción de casonas alpinas de lujo alrededor del Berghof, entre estos pocos favorecidos estaban Albert Speer, Hermann Göring, Hans Heinrich Lammers y Heinrich Himmler. El mismo Bormann se construyó una imponente mansión de cinco pisos al estilo alpino en Obersalzberg, al lado del Hotel Zum Türken muy cerca de la residencia de descanso de Hitler en Berghof.
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El área de Obersalzberg fue elegida por los nacionalsocialistas en la década de 1920 para descanso de sus líderes. Aquí se ubicó la residencia de montaña de Hitler, el Berghof. Berchtesgaden y sus alrededores (Stanggass) fueron seleccionados como puesto avanzado de la oficina alemana de la Reichskanzlei, (la Cancillería Imperial), lo cual selló el destino del área como un objetivo estratégico militar para las fuerzas aliadas durante la segunda Guerra Mundial.
Todavía es posible encontrar en el área algunas otras reliquias de la era nacionalsocialista, aunque sólo unos pocos de estos sitios sean conservados. El Kehlsteinhaus (denominado el Nido del Águila), que fuera construido como regalo para el 50º cumpleaños de Hitler en 1939 y que ha llegado hasta nuestros días por una serie de circunstancias fortuitas, que lo salvaron de ser demolido. Todos los remanentes de las casas de antiguos líderes nacionalsocialistas como Adolf Hitler, Hermann Göring, Albert Speer, y Martin Bormann fueron demolidos.
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Karl Wolff y Allen Dulles los negociadores de la Operación “Sunrise”
Las relaciones entre Stalin y los aliados eran tan débiles que se planeo una rendición entre los nazis y los aliados para evitar que los rusos se apoderaran de Europa (Operación “Sunrise”). Allen Dulles, Director de la Oficina de Servicios Estratégicos Americanos (futuro director de la CIA) dirigió la Operación “Paper Clip” destinada a captar científicos nazis como Wernher von Braun –futuro Director de la NASA- ya que un acuerdo entre los nazis y los aliados era ventajoso para ambos.
Hitler mostraría donde se encontraban los principales fabricantes de armamentos tanto para EE.UU. como para Gran Bretaña del famosísimo cohete V2. A los norteamericanos le importaba este cohete pues ya habían desarrollado la bomba atómica y necesitaban trasladarla por aire a cualquier lugar. Mas tarde todos esos científicos trabajarían en la NASA para hacer llegar el primer hombre a la Luna.
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Un Fieseler Fi 156 Storch con el que aterrizó Hanna Reitsch  a unos pasos del Búnker de Hitler en la Puerta de Brandeburgo mientras se libraba la Batalla de Berlín. – Fuente:
Luego de convencer al Führer que los rusos ya estaban en la puerta de Berlin para capturarlo, Adolf Hitler y Eva Braun se escapan en el Fieseler Storch de Hanna Reitsch  hacia   la ciudad de Laboe que se encontraba a 4 km. de Berchtesgaden y a 10 km. de la casa de Hitler en Obersalzberg, desde donde parten hacia el puerto de Horten (Noruega) donde funcionaba la base de submarinos mas importante del Tercer Reich.
Una vez en Horten se supone que se embarcan en un submarino U-977 hacia la Argentina. Estos submarinos no operaban individualmente sino en grupos. Por eso es que de los 40 submarinos de los cuales se desconoce su destino, 30 son encontrados en distintos puertos del mundo. Diez de ellos tienen un destino desconocido. Dos de ellos se rinden frente a las costas portuguesas en 1945 desconociéndose el destino de los 8 restantes.
Carlos de Napoli – quien investigó durante 20 años el final de Adolf Hitler— cree que este grupo de submarinos partió del puerto de Horten en Noruega con destino a la Argentina con aproximadamente 50 jerarcas nazis en la ultima operación secreta del Tercer Reich llamada “Berseed Süd” (Ultramar Sur). Esta base concentraba el destino de los submarinos que partían hacia el océano Atlántico.
El 4 de julio de 1945 el crucero brasileño Bahia estalló en medio del océano hundiéndose en pocos minutos donde murieron 300 hombres. Se desconocen las causas de dicha explosión, pero a partir de entonces se comienza a creer que existían submarinos nazis furtivos en la región.
Entre julio y agosto de 1945 se rindieron dos submarinos nazis en el puerto de Mar del Plata. El 10 de julio de 1945 el U-530, y el 17 de agosto de 1945 el U-977 del capitan Sheffer. Estos son los dos únicos submarinos alemanes que se rinden frente a las costas argentinas siendo apresados por un guardacostas a cargo del oficial de la armada argentina Rodolfo Saenz Valiente.
Es importante destacar que de los catorce torpedos que tiene la carga del submarino, le faltaban dos, presumiendo que habían sido disparados al crucero brasileño Bahia, pero como había desaparecido el cuaderno de bitácora, no se hallan rastros de esta presunción. Estos submarinos habían sido perseguidos por el torpedero Babitonga y el Bocaina junto al el argentino Mendoza. Después que se entregaron estos submarinos viene el agregado militar norteamericano y un representante de la marina inglesa a llevarse el submarino y a todos sus hombres para interrogarlos en calidad de prisioneros de guerra.
Una comisión de la comisaría de Necochea salió al caer la noche del domingo 27 de julio de 1945 -es decir, a 17 días de que el U-530 hubiera emergido sorpresivamente frente a la base naval de Mar del Plata- para confirmar el alerta dado por el destacamento policial de Piedra Buena acerca de que:
“Una nave no identificada estaba haciendo señales (de luz) en código morse hacia la costa y el mensaje era contestado desde la playa”.
“En tres autos particulares los policías recorrieron el sector y tras horas de búsqueda encontraron al hombre que respondía las señales. En la comisaría se lo identificó como ciudadano alemán, de profesión artesano, quien admitió que la nave era un submarino que se disponía a desembarcar”, narró el historiador canadiense Ronald Newton en su libro “El cuarto lado del triángulo” (Sudamericana, 1995).
“A la madrugada del domingo (sic) 28 de julio de 1945 se inició un rastreo por las playas de los alrededores de la ciudad. Al promediar la mañana, 15 kilómetros al norte, una comisión (…) encontró huellas humanas que iban y venían desde la costa hasta la entrada arbolada de una estancia. Había también huellas de lanchas o botes de goma que habían sido arrastrados, y las marcas de cajas o cajones muy pesados que habían sido llevados hasta un lugar, donde había huellas de ruedas de camión”, continuó Newton.
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Moromar – supuesta estancia nazi ubicada en Necochea
“Ante el hallazgo, el suboficial (a cargo) decidió llamar al comisario, y cuando la comisión se hubo completado, comenzaron a entrar a la estancia de capitales alemanes “Moromar” (Safico). Llevaban recorridos dos kilómetros por el camino de entrada al casco, arbolado y flanqueado por tamarindos, cuando cuatro hombres que hablaban alemán, con ametralladoras en la mano, les impidieron seguir y los echaron violentamente”, continuó Newton, que en 1998 fue vicepresidente del comité académico de la Comisión de Esclarecimiento de las Actividades Nazis en Argentina (CEANA) conformada por orden del presidente Carlos Menem.
Como los policías no llevaban orden de allanamiento decidieron regresar a la comisaría y comunicar la novedad a la Jefatura de La Plata. El equipo de Mariotti que fue “repelido” inmediatamente por este grupo de alemanes armados, al no tener orden de ingreso a la propiedad, inmediatamente regresó a su comisaría desde donde telefoneó a sus superiores a la ciudad de La Plata. Tras dos horas de espera, el jefe de la policía provincial llamó personalmente a Necochea y le dio al comisario una orden precisa:
‘Deje sin efecto la búsqueda de posibles alemanes y retírese de inmediato de la estancia’”–escribió Newton– que agregó que el artesano detenido fue enviado a La Plata, a pesar de lo cual “a los pocos días estaba en libertad y en Necochea, donde aún sigue viviendo”.
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Sumarino aleman anclado en la Base Naval Mar del Plata – Foto extraida del sitio Fotos de Familia del Diario La Capital
El 17 de julio, centenares de testigos habían visto el paso hacia el sur en superficie de dos submarinos frente a las playas de San Clemente del Tuyú y de La Margarita (dónde hoy está San Bernardo, que entonces no existía, y en Mar de Ajó (que era un pueblito fundado diez años antes) incluso uno de ellos encalló durante largos minutos en un banco de arena.
Y cuatro días despues, el 23 de julio al anochecer se había producido otro avistamiento de un sumergible por parte de un grupo de pescadores frente a las playas de Reta y Claromecó. El mismo fue investigado por la  Armada a través del capitán Francisco Isaac Rojas, edecán del ministro de Marina. Rojas corroboró el testimonio de los pescadores, pero la Marina guardó el secreto de este avistamiento durante medio siglo.
Respecto al desembarco del 27 de julio en Necochea, fue confirmado por tres antiguos marineros del acorazado de bolsillo “Graf Spee”, hundido por su capitán frente al puerto de Montevideo a fines de 1939 luego de haber combatido contra tres cruceros británicos.
En particular, el cabo y aspirante a oficial Alfred Schultz y el radiotelegrafista Walter Dettelman (el tercer testigo se llamaría Willi Brenecke) confirmaron aquel desembarco y la veracidad –en términos generales– de aquella crónica ante una comisión del Congreso a comienzos de 1956. Ambos dijeron que si bien en 1945 se suponía que ambos estaban internados en campo de prisioneros de guerra, salían y entraban de ellos a voluntad.
Plano de Caleta de los Loros –sector de Punta Mejillones- donde se cree están hundidos los submarinos nazis que vinieron a la Argentina
Añadieron que si bien no estaban en condiciones de precisar la fecha exacta, entre el 23 y el 29 de julio de 1945 los ocupantes de dos submarinos alemanes habían desembarcado cerca de Bahía Blanca. Lo podían afirmar con absoluta seguridad, dijeron, porque habían ayudado a consumarlos. Por desgracia, parece que los testimonios no fueron registrados taquigráficamente, y que los registros estenográficos se perdieron.
Pero según las crónicas de la época Schultz y Dettelman dijeron haber recibido del capitán Walter Klay –quien coordinaba las actividades de los ex tripulantes del Graf Spee y sus fugas desde una oficina del Banco Germánico– la orden de viajar a la ciudad de Bahía Blanca. Una vez allí, dijeron, el contacto que les indicó Klay los llevó a un punto no muy lejano del litoral marítimo.
Si bien no pudieron precisar con exactitud dónde quedaba ese lugar, coincidieron en que se trataba de una estancia de la Compañía Lahusen, de capitales alemanes. Dijeron que poco después arribaron a la costa “dos submarinos que descargaron muchos cajones pesados que fueron conducidos al casco de la estancia en ocho camiones”. Y destacaron que se trataba a todas luces “de una carga valiosa que provenía de Alemania”.
Desembarco del oro nazi en Argentina
Luego, agregaron, desembarcaron en botes de goma unas ochenta personas. Algunas, puntualizaron, “por la manera en que daban órdenes, debían ser muy importantes”.
Las declaraciones de Schultz, Dettelman y Brenneke fueron analizadas por Allan Pujol, un antiguo agente del Deuxième Bureau, una rama de los servicios secretos franceses. Según Pujol, en la noche del 28 y el 29 de julio de 1945 fueron desembarcados gran número de cajones de madera con la inscripción “Geheime Reichssage” (Secreto de Estado) remitidos por el general Ernest Kaltenbrunner, jefe de la RSHA, la Oficina Central de Seguridad del Reich.
Pujol dijo creer que aquellos cajones contenían “el tesoro de la RSHA”: lingotes, monedas y objetos de oro, dólares y francos suizos, diamantes y otras piedras. Una fortuna que valuó en unos mil millones de dólares.
Más detalles de la llegada de los submarinos nazis a Mar del Plata
El último misterio de la Segunda Guerra Mundial
“Hace 65 años dos submarinos nazis aparecieron en el puerto de Mar del Plata. Se habló de que desembarcaron jerarcas nazis en el país. La declaración de los marinos alemanes fue clasificada como “top secret” por EEUU y se podrán conocer recién en 2020.”
Gustavo Menéndez
A las 7 de la mañana del 10 de Julio de 1945, la silueta de un submarino, cuyo perfil no se asemejaba al de las naves argentinas, emergió sorpresivamente a pocos cientos de metros de algunos pesqueros costeros, y a una distancia de una milla y media del puerto de Mar del Plata. De inmediato, del puente del sumergible comenzaron a observarse destellos luminosos con la finalidad de contactarse con las autoridades navales. Algunas horas antes, la tripulación del submarino alemán tipo U-530 había arrojado al mar el armamento principal de cubierta, los torpedos, el equipamiento electrónico, las claves y el libro de bitácora.
El capitán de corbeta Ramón Soyuz, comandante del submarino “Salta”, al mando de la Base Naval de Mar del Plata en ese momento, autorizó el ingreso de la nave alemana, que a marcha muy lenta amarró en la Dársena de Submarinos, cerca del Guardacostas “Belgrano”. El comandante del U-530, teniente de navío Otto Wehrmut, de sólo 25 años, formó en cubierta a sus 54 subordinados, cuyas edades oscilaban entre los 19 y 24 años, casi todos indocumentados.
Interrogados
Según las crónicas de la época, los marinos estaban “barbudos y con aspecto demacrado”. Wehrmut, había sido designado comandante de la nave en el mes de enero de 1945 ya que desde septiembre de 1944 se había desempeñado como primer oficial. De inmediato se procedió a la identificación de los marinos alemanes y a un primer interrogatorio facilitado por el conscripto argentino de ascendencia alemana Ecker.
El U-530, en la Base Naval de Mar del Plata rindiéndose el 10 de Julio de 1945 – Foto extraida de Fotos de Familia del Diario La Capital
Según lo informado por el capitán, el U-530 había zarpado de la base de Kiel el 19 de febrero y luego de un reaprovisionamiento en Kristiansand, fueron informados del fin de la guerra cuando estaban rumbo a las costas de Nueva York. Concluidos los interrogatorios, Otto Wehrmut, firmó oficialmente la rendición y el pabellón argentino fue izado en el mástil del submarino.
“A fines de la 2ª Guerra Mundial, en 1945, dos submarinos alemanes se rindieron en la Base Naval de Mar del Plata. El 10 de Julio de 1945 se rindió el U-530, con su tripulación de 54 hombres comandada por el Oberleutnant Otto Wermouth; el 17 de Agosto se rindió el U-977, con 31 hombres bajo el comando del Oberleutnant Heinz Zchaffer. Aca se observa oficiales argentinos y alemanes en la torreta del submarino luego de la rendición -Foto extraida de Fotos de Familia del Diario La Capital
El U-530 zarpó del puerto de Mar del Plata el 15 de julio, remolcado por el ARA “Ona” y escoltado por los destructores ARA “Misiones” y ARA “San Juan”, con destino a Río Santiago, donde posteriormente, sería abordados por 33 estadounidenses, llegados por vía aérea. La tripulación alemana fue internada provisoriamente, en la isla Martín García, para luego viajar a los EEUU a fin de ahondar en los interrogatorios.
Confesiones y silencios
“Yo quería recalar en Miramar”, dijo el joven comandante alemán, Otto Wermuth. Sus palabras son parte de las declaraciones que hizo ante los marinos argentinos que lo interrogaron. Entre evasivas y medias verdades, contó cómo hizo la aproximación de la nave a Mar del Plata, hasta el momento de la rendición.
Otto Wermuth –  Comandante del U-977
Las palabras de Wermuth se conocieron cuando la Armada tomó la decisión de abrir los archivos de aquellas declaraciones, que fueron celosamente guardadas durante 57 años. El U-530, junto a otras naves similares forman parte de uno de los grandes secretos -o quizás el último- vinculados a la Segunda Guerra Mundial.
Se estima que al menos cuatro submarinos formaron parte del convoy de naves que partieron desde Noruega transportando a unos cincuenta jerarcas nazis, documentación y el dinero suficiente en oro para el futuro de los escapados. Dos de esos submarinos, el U-530 y el U-977, se entregaron en Mar del Plata. Dos fueron hundidos por la propia tripulación en costas argentinas, previo desembarco en cercanías de Necochea, de “ochenta personas”, según algunos testimonios periodísticos y de aquella época.
Trayectoria.
Los primeros en ser indagados en suelo argentino fueron los ocupantes del U-530. Tres días después de su llegada a puerto y rendir su nave, el comandante Otto Wermuth se ubicó frente a sus interrogadores: los marinos Dellepiane, Ribero, Berry, Connway y Benesch. Según los testimonios escritos, Wermuth se refugió varias veces en la frase “lamento no poder dar más datos” o “no deseo responder esa pregunta”, cuando pretendía esquivar definiciones. Tampoco quiso aclarar cómo se utilizaron los veinte torpedos que debió llevar el submarino y no estaban.
Otto Wermuth – Extraido del sitio elrecado.net
Sí contó ante los marinos argentinos, parte del trayecto hacia la Argentina. Señaló que de día navegaba en superficie a un promedio de 7 nudos, alejado a más de 200 millas de la costa. Por la noche, en inmersión, el submarino avanzaba a una velocidad de 2 nudos. Según sus palabras, alcanzó la costa de Mar del Plata un día antes de la rendición. Dijo que avistó el faro de Punta Mogotes a las 3 del 9 de julio de 1945 a unas 18 millas de distancia. Agregó ante los oficiales que rebasó Mar del Plata porque su intención original era “recalar en Miramar”, donde llegó con su nave a las 6 de la mañana.
“De ser cierto esta apreciación, podía suponerse que había desembarcado allí personas o bultos”, dicen los periodistas Juan Salinas y Carlos De Napoli en su última obra “Ultramar Sur”, donde revelan detalles inéditos sobre esa operación llevada a cabo por los alemanes, tras el fin de la guerra.
Al garete
Para buscar un pretexto de porqué llevó el submarino hasta Miramar, el comandante alemán Wermuth les dijo a los interrogadores que pretendía “esperar a la noche siguiente para reconocer la entrada al puerto”.
“Al anochecer del 9 de julio salí a la superficie y comencé a recorrer la costa”. Al parecer Wermuth observó la costa a unas 3 millas de distancia, desde Miramar hasta Mar del Plata. “A través de la boca de entrada a la base naval me quedé al garete hasta la madrugada”, explicó Wermuth. Después encendió las luces y se entregó. En sus declaraciones se vio obligado a reconocer que el U-530 contaba originalmente con seis balsas de goma. Nunca pudo explicar porqué faltó la principal, con capacidad para varias personas y bultos.
Las palabras de Wermuth y toda su tripulación se repitieron días más tarde ante los norteamericanos y los ingleses, quienes dieron carácter de “top secret” a todo lo hablado ante ellos. Para asegurarse la confidencialidad de esas palabras impusieron que debían permanecer archivadas en reservas por 75 años. Es decir, se sabrá el contenido en el año 2020.
El segundo submarino
La rendición del U-530 no fue la única de ese año. El viernes 17 de agosto de 1945 era el inicio de un fin de semana largo, que era esperado por varios marinos de la Base Naval de Mar del Plata. Otros ya habían sido licenciados. Aún duraba la sorpresa por la aparición del submarino alemán, que se había rendido 38 días atrás. Ya hacía tres meses que Alemania había capitulado.
El rastreador M 10 Comodoro Py al mando del capitán de corbeta Armando Muro y el submarino Salta regresaban a sus apostaderos, luego de patrullar las aguas. Hacia las 09:15 advirtieron que se aproximaba un submarino. Al proceder al acercamiento un destellador luminoso identificaba la nave, como “German submarine”. Se dio el alerta en la base. Las naves argentinas escoltaron al submarino, que se identificó como U-977. Con la ayuda del remolcador Ranquel atracó a las 11 de la mañana. La nave alemana estaba en impecable condiciones y con una reserva de importancia en combustible.
El U-977, se rinde en la Base Naval de Mar del Plata el 17 de agosto de 1945. Foto extraida de Histamar
Según se pudo establecer con los años, desde fines de mayo de 1945, las autoridades navales de la Argentina estaban avisadas por la Cancillería de la posible aparición de submarinos alemanes en el litoral marítimo argentino. Así lo testimonian los documentos secretos de la Armada.
El 22 de mayo de 1945, el vicealmirante Héctor Vernengo Lima, jefe del Estado Mayor General, envió una comunicación al ministro de Marina, dejando constancia de que, según informaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores, se había constatado la presencia de submarinos alemanes en el Atlántico Sur, que tratarían de llegar a “aguas japonesas”.
Todos jóvenes
El U-977 estaba comando por Heinz Schäffer, de 24 años, acompañado por una minoritaria tripulación de 32 hombres. Todos jóvenes. Junto al comandante del submarino estaba el primer oficial Karl Reiser de 22 años; el segundo oficial Albert Khan de 23; y el ingeniero Dietrich Wiese que con 30 años era el más veterano. Otros 28 suboficiales y marineros completaban la tripulación
.C.F. Heinz Schäffer cuando comandaba el U-128. Luego seria el comandante del U-977 que se rendiria en la Base Naval Mar del Plata el dia 17 de agosto de 1945 – Foto extraida de Histamar
Sin embargo, cuando partieron de Kristiansand, Noruega, el 2 de mayo de 1945, la nave llevaba 16 personas más. Según la declaración del comandante ante los interrogadores argentinos, esos marinos alemanes eran “casados” y se les dio la opción de dejar el barco. “El 10 de mayo entre las 02:30 y las 03:30 tres soldados y trece oficiales subalternos en consecuencia tomaron tres de los botes de goma grandes, uno de los cuales resultó dañado y abandonado para abandonar la nave”, señaló Schäffer a los marinos argentinos. Una versión que siempre estuvo en duda sobre qué alemanes ocuparon esas literas, ante la sospecha que eran jerarcas nazis que descendieron en las costas de argentinas.
La travesía descripta por el comandante alemán ante los interrogadores dejó dudas, que por años han permanecido bajo reserva. Fueron 107 días de navegación, de los cuáles, afirmó, 66 fueron sumergidos. Los expertos indicaron años después que eso asomaba difícil de hacer con un submarino de esas características.
El U-977 arribó a Mar del Plata con diez torpedos, aunque su carga era para catorce. La aproximación fue similar al U-530, desde la costa Miramar hasta observar el faro de Mar del Plata y luego enfilar al puerto. Para ese tiempo el avistamiento de periscopios en las ciudades de la Costa Atlántica se había multiplicado.
Histeria colectiva
Entre la rendición del U-530 y el U-977 en Mar del Plata, y sobre todo entre los días 19 y 25 de julio de 1945, se sucedieron los avistamientos de submarinos en el litoral argentino, y la Armada registró estas presencias en diversos documentos secretos.
El 19 de julio, por ejemplo, se informó al Estado Mayor General con un mensaje en extremo lacónico: “Periscopio-San Antonio oeste. He dispuesto reforzar exploraciones allí”. El 25 de julio, en otro informe secreto de la Armada, se avisaba del avistamiento de un submarino en el área de Claromecó, y se disponía el patrullaje aéreo y naval de la zona, manteniendo un torpedero listo para la acción. Miramar, Necochea, Copetonas y San Clemente del Tuyú son los otros nombres que saltan a la vista en los documentos secretos y en las informaciones periodísticas de esos días.
¿Histeria colectiva? Tal vez. Pero tan grande, que llegó hasta el Uruguay y el sur del Brasil, que también reportaron el avistaje de submarinos alemanes. En Brasil, incluso, se llegó a culpar a una de las naves que supuestamente operaban en nuestra costa del hundimiento del crucero Bahía, ocurrido el 4 de julio de 1945.
Interrogantes
Teniendo en cuenta que la mayoría de los avistamientos sucedieron cuando el U-530 ya se había rendido en Mar del Plata, y cuando, según los documentos de navegación del U-977, éste todavía no se encontraba a esa altura de nuestro litoral, la pregunta es evidente.
Si los avistamientos -a los que la Armada prestó especial atención- fueron reales, ¿cuáles eran los submarinos que estaban operando en la zona? ¿Se trataba, tal vez, del U-1206, sospechosamente dado por perdido en el Mar del Norte el 14 de abril de 1945, o del U-1053, perdido cerca de Bergen (también en el Mar del Norte) en febrero de ese año?
¿Podría ser, en cambio, el U-745, del que se tuvo noticias por última vez el 4 de febrero de 1945, en el golfo de Finlandia, o del U-398, perdido para siempre en aguas costeras británicas en el mes de mayo?
Plano de un submarino alemán – Foto extraida del sitio Histamar
¿Sería, tal vez, el U-326, del que también se tuvo una última información desde aguas costeras inglesas en abril, o se trataba de algún otro sumergible que no constaba en las prolijas listas elaboradas por la Kriesgmarine? ¿Viajaban jerarcas nazis en estas naves, desembarcaron documentación o dinero en nuestras costas? La respuesta aún permanece entre médanos de dudas.
Siguiendo la historia hasta Bariloche
Se entiende que el desembarco de los submarinos restantes es en Caleta de los Loros -Rio Negro –donde desembarcan algunas personas para partir en dos vehículos con rumbo a Bariloche. Entre julio y agosto de 1945 en un radio comprendido entre Caleta de los Loros y San Antonio Oeste se verifican la mayoría de los avistamientos. Este lugar habia sido reconocido por el almirante Wilhelm Canaris oficial decontrainteligencia nazi muchos años atrás; conocía el sector, la infraestructura, las comunicaciones, etc.
La comunidad alemana de Bariloche. Atrás la bandera argentina y la nazi. En el centro la foto de Adolf Hitler. La guía “Bariloche Nazi” permite conocer una treintena de sitios relacionados al nazismo. Se publican fotos y mapas para que el lector pueda llegar hasta esos lugares, mudos testigos de un pasado cuya verdadera historia aún permanece casi desconocida. También se cuentan relatos sobre esas propiedades. Los dos sitios más enigmáticos del libro son la estancia “San Ramón” y la residencia “Inalco” donde vivieron Adolf Hitler y Eva Braun cuando escaparon de Berlín. A modo de ejemplo aquí se exhiben algunas de las fotos que se publican en el libro
Hasta el año 1958 se observaba un caño que afloraba en Caleta de los Loros. Esto se presume seria el periscopio de un submarino. En la cercanía de este lugar había una gran estancia alemana cercana a Punta Mejillones que poseía una pista de aterrizaje. Desde esa estancia hicieron juegos de luces con un camión en la punta de la pista para que los submarinos ubicaran el lugar de llegada. Hundieron sus submarinos y desembarcaron en Punta Mejillones.
Mapa con los principales avistamientos
Los dos vehiculos en los que viajarian Eva Braun y Hiler juntos a sus ayudantes camino a Bariloche. Fotografia extraida del documental ·El escape de Hitler” de Carlos De Napoli
Aparentemente Hitler había comprado por intermedio de Martin Bormann unas tierras en el sur de nuestro país por intermedio de la familia Bustillo. Compran aproximadamente 50.000 hectáreas de una estancia que se encuentra en Bariloche y a la que se llega por el brazo Ultima Esperanza del Lago Nahuel Huapi.
Estancia sobre el brazo Ultima Esperanza del lago Nahuel Huapi en Bariloche, refugio de Hitler – Fotografia extraida del documental ·El escape de Hitler” de Carlos De Napoli

Estancia sobre el brazo Ultima Esperanza del lago Nahuel Huapi en Bariloche, refugio de Hitler – Fotografia extraida del documental ·El escape de Hitler” de Carlos De Napoli
Residencia Inalco -Extraido del sitio Historias Lado B
Residencia Inalco -Extraido del sitio Historias Lado B
Residencia Inalco -Extraido del sitio Historias Lado B
Residencia Inalco -Extraido del sitio Historias Lado B
Residencia Inalco -Extraido del sitio Historias Lado B
Residencia Inalco -Extraido del sitio Historias Lado B
Estancia sobre el brazo Ultima Esperanza del lago Nahuel Huapi en Bariloche, refugio de Hitler – Fotografia extraida del documental ·El escape de Hitler” de Carlos De Napoli
Estancia sobre el brazo Ultima Esperanza del lago Nahuel Huapi en Bariloche, refugio de Hitler – Fotografia extraida del documental ·El escape de Hitler” de Carlos De Napoli
Esta casa de gran superficie alberga solamente a dos habitaciones. La misma posee un muelle muy largo para el atraque de pequeños barcos. En la cercanía de esta casa se encuentra puestos de vigilancia enclavados en el lugar.¿Por qué alguien que viviera en un lugar tan alejado tendría algo asi? Porque presumiblemente seria el lugar donde estaría escondido Adolfo Hitler junto a un grupo de hombres encargado de protegerlo? Nadie lo sabe hasta ahora. Pero en el año 2020 se podran abrir los archivos clasificados que tiene EE.UU. y tal vez podamos corroborar toda esta investigación para finalmente afirmar con enfasis: Hitler vivió en Argentina.

Inalco – La casa de Hitler en la Argentina
La leyenda popular dice que los submarinos llegaron hasta la Caleta de los Loros, provincia de Río Negro, y desde allí la comitiva alemana se dirigió de este a oeste atravesando la Argentina hasta llegar a la zona de Bariloche (sobre la cordillera de los Andes en el oeste argentino). Hitler, acompañado por un séquito numeroso también integrado por su esposa Eva Braun, llegó hasta la localidad de Villa La Angostura y tras un paso por la estancia San Ramón, se instaló de manera secreta en la residencia Inalco (fotos), una asombrosa propiedad que el arquitecto Alejandro Bustillo había terminado de construír en 1943 (Bustillo es conocido por haber construído inmuebles para la colonia alemana en la zona desde hacía años).
El lote de la casa había sido adquirido en 1943 por un famoso lobbista fuertemente ligado a capitales alemanes en la Argentina, llamado Enrique García Merou. Merou un poco más tarde tendría un interesante acercamiento a Juan Domingo Perón y de inmediato se supo que en realidad quien controlaba la residencia no era otro más que Jorge Antonio, casualmente confidente y financista del líder argentino. Antonio mantuvo Inalco hasta iniciados los ’70, momento en el cual la casa habría pasado supuestamente a manos del banquero José Rafael Trozzo. Hubo una época de abandono y saqueos luego, para ser recuperada un tiempo más tarde.
Inalco aún sigue en pie. Intacta. Haciendo frente a quienes desean verla en el presente y soportando la sombra negra de sus habitantes del pasado. Hitler habitó esa enorme casa (que dicho sea de paso mantenía inequívocas similitudes en su estructura y distribución con el Nido del Aguila de Hitler en en el Berghof de Alemania) desde 1945 hasta por lo menos mediados o finales de los años ’70 y no son pocos los testimonios que así lo aseguran. La permanencia de Hitler en esta propiedad se alternaba con viajes a Chile y con visitas a otras zonas de Argentina, como por ejemplo Mar del Plata (ciudad balnearea en donde se entrevistó al menos en dos oportunidades con Ante Pavelic, lider de la Croacia nazi) y Córdoba. Hitler iba por la vida con un aspecto diferente al que todos conocían. Cabeza rapada, su pequeño bigote había desaparecido y dejaba ver una importante cicatríz sobre el labio superior pero casi todo esa no era necesario ante la enorme protección que Inalco proveía por entonces. Incluso es complicado llegar hoy en día, por lo que la teoría del escondite perfecto para Hitler en la Patagonia, cobra fuerza a cada instante.
Inalco está ubicada en Villa La Angostura, en un impresionante predio de 460 hectáreas, al borde el Lago Nahuel Huapi a escasos 7 kilómetros de la ciudad de Bariloche en la provincia de Río Negro, Argentina. Su acceso no es nada sencillo y está amparada por un frondoso bosque a sus espaldas, cosa que complica más la llegada al lugar, que se hace a través de un único y sinuoso sendero. La propiedad cuenta con una gran extensión de playa propia y se sabe que en los días de esplendor había incluso un muelle con amarradero apto para hidroaviones. Inalco sigue allí. Mudo testigo de una historia que no muchos pueden confirmar con absoluta seguridad, pero que no tantos otros pueden negar. Aunque no son pocos los que creen que Hitler se suicidó en Berlín en 1945, su fantasma sigue dando vueltas por Inalco. Muchos aseguran haberlo visto por allí (y no sólo al fantasma…).
Fuente
Blog Fotos viejas de Mar del Plata
https://bajurtov.wordpress.com/2015/02/23/submarinos-nazis-en-mar-del-plata/

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