12 noviembre 2016

La vida en un submarino nuclear

Los submarinos nucleares tienen la capacidad de poder permanecer sumergidos durante meses y permiten viajes antiguamente imposibles, como la travesía del Polo Norte bajo la capa de hielo ártico realizada por el USS Nautilus en 1958. Los factores que limitan la permanencia sumergida son los suministros alimenticios y los problemas psicológicos de una tripulación confinada en un espacio tan limitado. 

La vida en un submarino

Los tripulantes de un submarino son todos voluntarios rigurosamente examinados antes de su aceptación. Un marinero debe someterse a una batería de pruebas brutal para determinar su capacidad física y mental, así como su bienestar psicológico y emocional. Después de pasar las primeras pruebas de entrada, el voluntario recibe entrenamiento formal por cerca de dos meses donde aprende aspectos de ingeniería, armamento submarino, medidas de control de daños, la dinámica del equipo a bordo del buque y historia naval. Aún más que en los submarinos convencionales, la resistencia física y psicológica de la tripulación de los submarinos de propulsión nuclear se convierte en un factor crucial ya que deben hacer frente al aislamiento exterior, durante prolongados períodos de tiempo. 

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La tripulación de un submarino suele consistir en dos equipos completos que rotan los turnos para permitir que el buque permanezca en el mar continuamente. Cada equipo trabaja entre 60 a 80 días antes de pasar a descanso y turnarse con el segundo equipo. Cada tripulante trabaja un máximo de 240 días al año, permitiendo así que los marineros y sus familias planifiquen su vida alrededor de los despliegues. En la mayoría de los casos se navega bajo los hielos del océano Ártico, ya que el submarino no es visible para los satélites, mientras que si navegara por mares con aguas con visibilidad, se podría divisar a una profundidad de 100 metros. 
La tripulación enrolada en ataques rápidos tienen asignaciones de misión más errático. Una misión de vigilancia puede durar un par de semanas o seis meses. Hoy en día los marineros pueden utilizar el correo electrónico (con algunas restricciones) pero en tiempos pasados no podían comunicarse con el mundo exterior mientras que estuvieran a bordo de su submarino.
 

Primera inmersión

Cuando el submarino sale por primera vez al mar todos los marineros tienen que pasar por una ceremonia de iniciación que incluyen desde beber agua de la lampara del camarote al denominado 'beso del martillo'en el cual la herramienta se cuelga del techo y, cuando el buque se bambolea, el marinero lo tiene que besar. 

Un marinero novato tiene que pasar por mucho tiempo de experiencia para que sea realmente respetado por sus compañeros, marineros experimentados realmente cualificados. Conforme van adquiriendo experiencia se les conceden insignias como símbolo de la responsabilidad, la fraternidad y el honor. Mientras que un marinero que ya es reconocido puede optar por relajarse o leer en su tiempo libre, un aprendiz debe estudiar constantemente los sistemas de la nave y pasar duras pruebas hasta llegar a estar capacitado para entender todos los sistemas, sus mecanismos de protección y los procedimientos de emergencia. Una vez que el aprendiz ha conocido y comprendido todas las partes de la nave pasa a cualificarse, se le concede su insignia en una ceremonia especial y es aceptado como miembro de la familia.
 

militar

Vida cotidiana

La mayor sorpresa con la que te encuentras la primera vez que entras en un submarino es ver la cantidad de cosas que hay por todos lados, cada centímetro cuadrado se utiliza y te agobia el hacinamiento de personas, alrededor de 100 marineros, que forman la tripulación. El día en un submarino dura 18 horas y se divide en tres turnos de seis horas. Así que un submarinista puede descansar durante seis horas y durante los otros 2 turnos estará en tareas de mantenimiento ó cualquieras otras que les corresponda, incluidos algunos momentos de descanso. 

La tripulación tiene que convivir dentro de un casco de presión repleto de la maquinaria necesaria para mantenerlos con vida y para maniobrar el submarino y tienen que conformarse con espacios estrechos entre las máquinas sin ninguna privacidad. El espacio es un lujo en un submarino, y muy poco lo que se le concede a cada marinero. 

Pero los submarinos no son sólo lugares en los que la gente vive; son también lugares de trabajo. 
Las literas de tres alturas se incrustan en las paredes de los corredores y el espacio libre se limita a las áreas principales del submarino y a los equipos técnicos. 

Tan sólo una fina cortina separa a quienes duermen de quienes tienen que trabajar. Y por ejemplo, en el caso de submarinos mas antiguos, el área donde se encontraba la torre de mando y los periscopios medía lo mismo que una caseta de jardín. En ese limitado espacio, podía haber unas 20 personas trabajando bajo circunstancias de alta presión en la simulación de un ataque, por ejemplo. 

Estás todo el tiempo ocupado, pasas ocho horas de guardia. Cada día, aproximadamente a las 15:00, todo el mundo se levanta para hacer una pequeña limpieza. A cada uno le toca limpiar algún sector. A unos les toca el centro de mando, otros tienen que limpiar el polvo y otros la proa (como llaman al retrete de proa los marineros). Pero lo peor de todo es que lo que te toca limpiar no cambia en todo el servicio, por lo que si ya has empezado a limpiar el baño te tocará hacerlo hasta el final.
 

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Ante todo, organización

Ajustarse a vivir en un lugar tan reducido, compartido con tanta gente, requiere ciertamente de un carácter especial. Aquellos que son, de forma natural, más ordenados se adaptan mucho mejor que quienes son más caóticos. 

"El primer consejo que daría a quienes deben compartir un espacio reducido es que comprendan que el nivel de organización y pulcritud es altamente necesario", dice Neve ex comandante submarinista. 

El submarinista asegura que, el "típico adolescente desordenado" no estaría preparado para vivir en esas condiciones y asegura que es importante recordar que "los espacios reducidos se vuelven mucho más pequeños cuando se deja todo tirado por alrededor". 

Según Neve, el proceso de entrenamiento de la Marina suele eliminar, por lo general, a quienes son "patológicamente desordenados". Bajo el mar, dejar tus cosas tiradas puede ser realmente peligroso, en caso de que deba realizarse una inmersión de emergencia o haya que salir a la superficie inesperadamente. A pesar de todo, algunas personas desordenadas consiguen llegar a trabajar en el submarino. "Sus malos hábitos no duran mucho tiempo", asegura Neve. 

Si el simple hecho de convivir con colegas más organizados no cambia estas malas costumbres, entonces ciertas "acciones anónimas" suelen tener lugar, con el objetivo de que la persona reaccione. "Estas tácticas pueden variar desde una palabra fuerte hasta otras acciones más retorcidas, como esconder objetos que algún compañero no dejó en su lugar correspondiente", explica Neve. 

"Cuando alguien dejaba siempre sus botas por ahí tiradas y no las colocaba en su taquilla, ya no estaban ahí cuando las necesitaba a la mañana siguiente". Además, esa persona encontrará una nota en el tablón de anuncios: "Un par de botas fueron secuestradas". Y, según Neve, a menudo se pagaba el "rescate" con una barra de chocolate(un lujo en un submarino).
 

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¿Literas o.. ataúdes?

En el area de descanso, las literas son generalmente dispuestas en tres niveles. Una cortina proporciona privacidad, y un pequeño armario o estante desplegable privado para cada uno. 

Para la mayoría de quienes no habitamos en las profundidades marinas, una cama sencilla mide 90cm x 190cm. En contraste, la litera en un submarino mide tan sólo 60cm x 180cm. Es por ello por lo que también se conocen como "ataúdes". 

Además de lo "ajustado" de dormir en un ataúd, algunos submarinistas deben practicar lo que se conoce como "litera-caliente". Es decir, cuando alguien termina su turno de seis horas de tabajo y desea irse a dormir, se acuesta en un "ataúd" que acaba de ser utilizado por otra persona.
 

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Plato excepcional, humor excepcional

Afortunadamente la comida es de muy buena calidad y algunos oficiales están autorizados a realizar peticiones culinarias. 

El momento más celebrado del día es el de la comida. El menú, cuando hay semanas de navegación por delante, no tiene desperdicio: «Pollo al horno, pescado, solomillo de cerdo, platos de cuchara como lentejas y cocido... La comida es muy importante para que la gente disfrute. Si das mala comida, se nota muchísimo en el ánimo. Ahora voy a hacer crema de zanahoria, y me salen de muerte el churrasco de cerdo con salsa de chimichurri y el arroz con pollo», dice Manzanares, cocinero español de 25 años. Los cocineros, además, son los únicos que se pueden duchar todos los días. Por motivos de higiene, claro.
 

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Usos duales

Una de las normas de oro es que, en la medida de lo posible, todo debe tener un uso dual. 
Por ejemplo, los tubos de misiles cumplen la misión de refrigerador, manteniendo frías las latas de cerveza. 
A su vez, los baños pueden utilizarse para almacenar equipos de limpieza. Y la comida enlatada también es relativamente fácil de almacenar. "Puedes hacer una torre de latas y almacenarlas en los pasillos", dice Neve.
 

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